Retos y alcances de la reforma político electoral
07/12/2016

Retos y alcances de la reforma político electoral

en materia de paridad de género

 

Mtra. Urenda Queletzú Navarro Sánchez

 

El resultado de la presión internacional y las demandas de los grupos feministas en el ámbito político ha tenido un efecto benéfico aunque altamente cuestionado en materia de paridad y género. Lo anterior, pues los grupos de mujeres que construyen ciudadanía desde la sociedad civil han sido fuertes críticas al considerar que muchos de los cambios que quedaron plasmados en las leyes en materia electoral son meramente medidas afirmativas que no terminan por abatir las desigualdad en el goce y ejercicio de los derechos políticos de las mujeres.

Las acciones afirmativas

Como referíamos, algunas de las medidas que adoptó el Estado mexicano en materia electoral consistieron en realizar acciones conducentes a eliminar las desigualdades y asimetrías existentes en el goce y ejercicio de los derechos políticos. Para ello, se prevé la implementación de medidas equiparadoras, diferenciadoras y legislativas reparadoras (compensadoras). Las medidas equiparadoras parten del supuesto de la necesidad de visibilizar la discriminación y desigualdad histórica en relación a los derechos políticos de las mujeres que, en primera instancia, no reconocía el derecho al voto hasta las discusiones actuales en términos de posibilidad de ser votada, y proporcionan en términos legales las condiciones de igualdad de acceso al ejercicio del derecho. No obstante, cabe señalar que estas medidas consideradas como del orden primario, suelen ser en muchos de los casos meramente enunciativas y en términos de igualdad sustantiva (efectiva) no se materializan, como ejemplo basta citar el caso de las listas para candidatos plurinominales que se construyeron adoptando el criterio hombre-mujer y no mujer-hombre, que terminó redundando en que de acuerdo a la proporción y el lugar en la lista, quedaran mayoritariamente hombres en las curules destinadas a diputaciones plurinominales.

            Por otro lado las medidas diferenciadoras suponen que, el Estado ha transitado en garantizar la igualdad sustantiva entre hombre y mujeres, pero pugna por construir igualdad en la diferencia, esto es reconoce las particularidades de segregación, por ejemplo, en el ámbito de participación política que impiden que las mujeres decidan construir carreras en dicho espacio y opten por los roles socialmente establecidos dada la segregación y dificultades que tienen para construir sus carreras políticas. En otras palabras, estas medidas parten del supuesto de que el derecho de acceso está legalmente garantizado más se busca incidir en ir eliminando poco a poco las trabas que impiden construir las rutas para alcanzar dicho derecho.

 

            Por último, las medidas reparadoras o compensatorias son aquellas que revierten la sobrerrepresentación de los hombres sin entrar de fondo a eliminar las condiciones que generan esta desigualdad.

 

Transversalidad de género y paridad

 

Como podemos observar, la crítica realizada a las acciones afirmativas a través de estas medidas, se centra en la incapacidad de generar otro tipo de propuestas para la construcción de liderazgos políticos. En tal sentido, consideramos que es pertinente diseñar políticas públicas encaminadas a la construcción de capacidades ciudadanas en las mujeres que vayan de la mano de la implementación de dichas medidas. Entiéndase que no basta con que la ley prevea y garantice el acceso de las mujeres a la participación política si las acciones prácticas que inciden en la vida cotidiana de las mujeres les impiden optar  por una carrera política. Lo anterior cobra sentido cuando observamos que el grueso de las mujeres que participan activamente en la vida política cuentan con alguna de estas condiciones: militancia partidista desde jóvenes o familia con trayectoria política partidista. Esta situación evidencia que le es mucho más difícil a una mujer que no reúne alguna de esas condiciones, el acceso al desarrollo de una trayectoria política.    

            De igual forma, otra de las vetas de oportunidad para modificar la realidad en torno al tema discutido, lo constituye el ejercicio de la vida partidista, si bien regular implica un problema en el terreno de la autonomía, lo cierto es que los partidos políticos están obligados a seguir y respetar en el ámbito de su competencia, los derechos humanos de las mujeres, y consecuentemente a implementar acciones que tiendan a salvaguardarlos. Entre las acciones que consideramos abonaría al fortalecimiento de la paridad de género en la vida partidista, se encuentran pugnar porque los cargos de dirigencia sean ocupados por mujeres, en que las bases priorizaran la incorporación de mujeres que deseen construir trayectorias políticas, y en destinar más recursos internos a las áreas que se encargan de las mujeres para el desarrollo de una plataforma política paritaria.

            En tal sentido, la aplicación de estas acciones del ámbito estructural, paralelamente a las afirmativas, implicaría incorporar la transversalización de la perspectiva de género en el ámbito político, que entre otras cosas, equivale a llevar las decisiones del plano individual a las estructuras sociales y consecuentemente públicas. Este enfoque que involucra las acciones afirmativas con el diseño de políticas públicas en dicha materia que transversalicen la perspectiva de equidad y género se denomina twin track approach.

 

Los retos

 

Sin duda que incorporar esta mirada más amplia de acciones en beneficio de garantizar los derechos políticos de las mujeres requiere de mayores acciones en materia social, por ejemplo, discutir el tema de la vida laboral, pues muchas mujeres no solo tienen un trabajo asalariado, si es que cuentan con él, son de igual forma obligadas a cubrir dobles jornadas consecuencia de la falta de reconocimiento del trabajo doméstico como trabajo asalariado; de igual forma, es necesario incidir en el ámbito de la formación de los “valores familiares” mismos que se imbrican con los “cívicos” y romper con el estereotipo de que la mujer es formadora de los ciudadanos y no constructora de su propia ciudadanía.

            Por último, y no menos importante, consideramos que uno de los grandes retos que enfrentamos en cuanto derechos políticos de las mujeres y que ahora forma parte de una brecha de oportunidad será el fortalecer los liderazgos de mujeres para la participación en candidaturas abiertas.

 


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